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¿Está relacionada la flora intestinal con la presencia de obesidad? 4 respuestas que aclararán tus inquietudes

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Recientes estudios han relacionado alteraciones en la flora intestinal con la obesidad. El desequilibrio entre especies de bacterias que colonizan nuestro intestino y la baja cantidad de algunas cepas ha demostrado tener una relación directa con el aumento de peso.

Hemos mencionado en otros artículos que el tratamiento del sobrepeso y la obesidad implican un cambio en los hábitos de vida, adoptando de manera permanente una alimentación saludable y rutinas de ejercicio.

Sin embargo, un buen porcentaje de pacientes con sobrepeso y obesidad no logran controlar su peso con sólo dieta y ejercicio, por lo que se han estudiado otras opciones de tratamiento, antes de contemplar un procedimiento bariátrico.

Varios estudios han evaluado la eficacia de algunos medicamentos como los bloqueantes de la lipasa pancreática (orlistat), serotoninérgicos (lorcaserin), anfetaminas u opioides (naltrexona + bupropion) y análogos del GLP-1 (liraglutida). A pesar de que han demostrado efectos positivos, algunos pueden producir efectos secundarios que hagan necesaria su suspensión.

Durante la última década se ha venido estudiando el rol que juega la microbiota intestinal en el desarrollo de obesidad en el individuo, por lo que una nueva opción es el uso de prebióticos y probióticos para disminuir el exceso de peso en pacientes obesos.

¿Qué es la microbiota intestinal y qué función cumple en nuestro organismo?

En el control del peso corporal intervienen varios factores como la carga genética, el entorno ambiental, cultural y social además del gasto energético, que está determinado por el nivel de actividad física desarrollada por cada persona.

El intestino humano contiene una gran variedad de microorganismos, que se calculan en 100 trillones, en su mayoría bacterias. Se han determinado 4 grandes familias de bacterias: Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacterias y Proteobacterias.

La flora intestinal de cada persona es única y se compone de una infinita variedad de microorganismos en proporciones diferentes entre cada individuo.

Durante la vida intrauterina y al momento del nacimiento, el intestino es estéril (sin bacterias ni microorganismos). Al momento del nacimiento el paso por el canal del parto (útero, vagina) y posteriormente la lactancia materna, constituyen los primeros pasos para la colonización bacteriana, que se desarrollará durante el primer año de vida.

Sin embargo, existen factores genéticos, de alimentación y ambientales (uso de antibióticos) que irán modulando esta flora bacteriana a lo largo de la vida.

La microbiota juega un papel fundamental en la extracción de energía de los alimentos para convertirlos en grasa corporal. Así mismo en el metabolismo de los ácidos grasos, la síntesis de micronutrientes como la vitamina K, la vitamina B12 y algunas hormonas intestinales que regulan la producción de insulina y los depósitos de tejido adiposo.

¿La microbiota intestinal es un factor determinante en la obesidad?

En los últimos años ha tomado fuerza la teoría que plantea un posible rol de la flora intestinal o microbiota en la génesis de la obesidad y de la diabetes. Esta hipótesis se planteó al observarse que pacientes obesos tienen una microbiota diferente a la de las personas que tienen un peso dentro del rango saludable.

Diversas observaciones comparando la flora intestinal de pacientes obesos con aquellos con peso normal muestran un desequilibrio en la proporción de Firmicutes y Bacteroidetes, que ha sido llamada disbiosis del paciente obeso.

En el obeso hay una mayor concentración de Firmicutes (que tienen una mayor capacidad de extracción de calorías de los alimentos y convertirlas en grasa) con una disminución importante de Bacteroidetes.

Otro hallazgo importante que se relaciona con el paciente obeso es una menor diversidad de bacterias en la flora intestinal si se compara con la de una persona con peso normal.

Esto ha sido verificado en estudios en animales, en los que se tomó un grupo de ratones denominados germ-free, cuyo intestino es estéril, y se comparó con un grupo de ratones normales, con colonización bacteriana en su intestino.

Los estudios mostraron que, bajo una dieta similar, los ratones con flora intestinal desarrollada ganaron un 47% más de tejido adiposo que aquellos con intestino estéril.

La misma situación se ha evidenciado en pacientes con diabetes tipo 2, en quienes la relación Firmicutes/Bacteroidetes está alterada y cuya distorsión aumenta en la medida en que el control glicémico se deteriora y la enfermedad progresa.

Sin embargo, los estudios realizados hasta el momento no permiten establecer con certeza una relación de causalidad, ya que han sido realizados en diferentes tipos poblacionales con diferentes características ambientales. Esto quiere decir que son necesarios mayores análisis y estudios observacionales para establecer una relación causa-efecto.

¿Modificar la flora intestinal puede generar pérdida de peso en el paciente obeso?

Diversos estudios realizados demuestran que es posible perder peso modificando la microbiota. Como mencionamos anteriormente, las observaciones muestran que la flora intestinal del paciente obeso presenta una mayor concentración de la especie firmicutes y menor de bacteroidetes, con una pobre diversidad de flora.

Es importante entonces restablecer el equilibrio y diversidad de la microbiota intestinal para lograr disminuir la absorción y acumulación de grasa y poder perder peso. Para hacerlo deben combinarse varias estrategias.

La más importante es el cambio de la dieta, evitando el consumo de carbohidratos procesados, azúcares refinadas, grasas saturadas y exceso de proteínas. Un alto consumo de este tipo de alimentos genera alteraciones en la flora intestinal, por la fermentación de azúcares y el incremento de bacterias de putrefacción (en el caso de las proteínas en exceso).

Por otra parte, es necesario incrementar la presencia de bacterias beneficiosas para el equilibrio intestinal, por lo que adicionar prebióticos y probióticos a la dieta es un paso necesario en la búsqueda de perder peso.

Es indispensable modular la composición de la microbiota intestinal para controlar de manera eficaz los trastornos metabólicos que se presentan en la obesidad y la mayoría de estudios que se han hecho al respecto se basan en la administración de este tipo de alimentos.

¿Qué son los prebióticos y probióticos?

Los prebióticos son fibras vegetales y oligosacáridos indigeribles que actúan en la parte alta del tracto digestivo. Se comportan como fertilizantes estimulando la colonización de bacterias benéficas en el intestino. Algunos alimentos ricos en prebióticos son el aceite de oliva, ajo, cebolla, alcachofas, espinacas, espárragos, remolacha, avena, tomates, plátanos, frutos rojos y frutos secos.

Por su parte los probióticos son preparaciones o productos que contienen microorganismos definidos, vivos y en suficientes cantidades para que logren modular la flora intestinal de quien los consume, produciendo efectos benéficos en su salud.

El alimento más reconocido como probiótico es el yogurt, debido al proceso de fermentación al que es sometido. Otros alimentos en donde se pueden encontrar probióticos son el pan integral, el kéfir, el chucrut, algunos encurtidos, el miso, el vinagre de manzana y microalgas.

También se han venido comercializando suplementos a base de prebióticos y probióticos, que crean un efecto simbiótico dentro del intestino que busca regenerar y mantener una flora equilibrada. Si quieres conocer más de estos suplementos consulta nuestro artículo sobre el tratamiento con probióticos y prebióticos para pacientes con obesidad.

En CIGEO contamos con profesionales en nutrición y dietética, que orientarán el manejo más adecuado para tu caso y acompañarán tu proceso de pérdida de peso.

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