Durante la última década se ha venido investigando el efecto que tiene la flora intestinal y su desequilibrio en la aparición de obesidad y sobrepeso. Los alimentos ricos en prebióticos y probióticos y suplementos alimentarios parecen ser una buena opción a la hora de controlar el peso.
La obesidad ha sido denominada por muchos como la pandemia del siglo XXI por el creciente porcentaje de personas que la padecen en el mundo. Esto ha hecho que grupos de especialistas exploren diferentes formas de combatir este padecimiento ya que, al parecer, la dieta y el ejercicio no están siendo lo suficientemente efectivos para su control.
Durante los últimos 10 años se ha venido investigando el rol de la microbiota intestinal en la génesis de la obesidad. Se logró demostrar que la flora bacteriana del paciente obeso es diferente de la de personas con peso normal. El desequilibrio entre los diferentes tipos de bacterias y la poca variedad de cepas parecen tener efectos negativos sobre el peso corporal.
Por eso ha surgido como una terapia coadyuvante en el manejo de la dieta y el ejercicio en pacientes obesos: la modulación de la flora intestinal con probióticos y prebióticos.
Prebióticos y probióticos: una sinergia benéfica para el equilibrio de la microbiota intestinal.
La flora intestinal es responsable de funciones indispensables para el metabolismo humano: la síntesis de algunos nutrientes, la extracción de calorías de la dieta y el almacenamiento de grasa en el tejido adiposo.

Cuando hay desequilibrio, como en el caso del paciente obeso, las bacterias que favorecen el almacenamiento de grasa (firmicutes) incrementan su población de manera exagerada. Así mismo, la microbiota del paciente obeso no tiene la variedad suficiente de cepas bacterianas, lo que influye en el desequilibrio metabólico relacionado con otros trastornos como la diabetes tipo 2.
La modulación de la flora implica el uso de prebióticos, que son fibras vegetales no digeribles que se encuentran en algunos alimentos y suplementos. Estos actúan como sustrato para el crecimiento de bacterias sanas para el intestino. En otras palabras, es el alimento para favorecer el crecimiento de la flora benéfica.
Los probióticos son organismos vivos, por lo general cepas específicas de bacterias, que se suministran directamente en alimentos o suplementos. Su objetivo es colonizar el intestino y aumentar la cantidad y variedad de la flora intestinal. El alimento insignia que suministra probióticos al intestino es el yogurth.
Una combinación de dieta con el suministro de suplementos prebióticos y probióticos parece ser una buena opción para lograr la pérdida de peso en pacientes con obesidad.
Los prebióticos se encuentran en alimentos y en algunos suplementos.
Los prebióticos más estudiados so la inulina, la oligofructosa, los fructooligosacáridos y los almidones resistentes. Se encuentran en alimentos que pueden ser fácilmente incorporados a nuestra dieta. Algunos de ellos son:
Alcachofas, que contienen entre un 3% y un 20% de inulina. Ajo, con un 15% de inulina. Cebolla, que tiene entre un 5% y 8% de inulina. Puerro, que provee al organismo entre un 3% y un 10% de inulina. Salvado de trigo, que contiene un 5% de inulina y oligosacáridos. Otros alimentos son el banano y la avena.

También están disponibles en el mercado suplementos dietéticos de inulina y oligofructosa, pero es mucho más frecuente encontrarlos en combinación con probióticos.
Existe una amplia variedad de probióticos en suplementos dietarios.
Si bien la fuente más conocida de probióticos es el yogurth, otros alimentos que los suplen a la dieta no son tan fácilmente incluibles en la dieta diaria, bien sea porque no se encuentra en todas partes o por su costo.
Dentro de los alimentos se encuentran el kéfir, que es leche de vaca o de cabra fermentada y que aporta una gran cantidad de probióticos.
El chucrut, que es col blanca fermentada es uno de los más beneficiosos, por su gran cantidad de aporte de flora bacteriana, principalmente de lactobacilos y bifidobacterias. Adicionalmente la col fermentada es rica en vitaminas A, B1, B2 y C; también aporta importantes cantidades de hierro, calcio, fósforo y magnesio.

Otros alimentos ricos en probióticos son las aceitunas, el té de Kombucha, la sopa de miso y el vinagre de manzana.
Contrario a los prebióticos, existen más de 400 tipos de probióticos disponibles como suplemento en el mercado. Para que un probiótico actúe en el intestino debe ser resistente al ácido gástrico y a las enzimas digestivas.
Los géneros más comunes son las de lactobacilos y bifidobacterias, cada una de ellas con una amplia variedad de cepas disponibles.
Se han hecho estudios con Lactobacillus y sus diferentes cepas, entre las que se destacan el L. gasseri, L. rhamnosus, L. plantarum. L. acidophillus, L. casei y L. reuteri que han mostrado efectos benéficos en cuanto a pérdida de peso.
Por su lado, del género Bifidobacterium tenemos evidencia con la cepa B. Breve B-3, la B. lactis y la B. animalis, esta última en combinación con el prebiótico oligofructosa.
No todos los probióticos tienen un efecto sobre la pérdida de peso.
Es importante tener claro que existen una gran cantidad de probióticos disponibles y no todos han mostrado eficacia en el control del peso. Una bacteria muy usada es el Lactobacillus, de la cual existen más de 120 especies; sin embargo, no más de 12 son usadas como probióticos.

Los estudios que han demostrado mayor efectividad del uso de probióticos en obesidad se han hecho en modelos animales. Cuando estos se llevan a humanos, la contundencia de los resultados disminuye. Una causa de esto es que es más difícil controlar las condiciones ambientales y de dieta en humanos, lo que puede afectar los resultados.
A pesar de que la terapia con probióticos muestra resultados alentadores, es necesario tener mayor cantidad de estudios en poblaciones más amplias para determinar el tipo de probiótico, la dosis y el tiempo de administración para lograr resultados positivos en cuanto a control de peso.
Es esta la razón por la cual se recomienda que antes de elegir el probiótico a administrar, una nutricionista realice un estudio individual con el fin de recomendar el régimen nutricional y el probiótico que más beneficiará el paciente en su objetivo de reducir su peso corporal.